El final de la Vuelta: Regresando a Lima

Saliendo de Arequipa pasé por un lubricentro para hacer un cambio de aceite muy necesitado. Le contaba los últimos detalles de mi periplo al mecánico mientras me alcanzaba las herramientas y los envases de aceite nuevos. Me recomendó una forma más rápida para salir hacia la Panamericana y pocos minutos después de salir del taller ya estaba nuevamente restándole kilómetros a la distancia que me separaba de mi hogar.

Casi llegando de vuelta al Pacífico.
El camino a la costa me trajo muchos recuerdos de lo que había sentido tres meses atrás cuando recién comenzaba el viaje. Recordaba las preocupaciones e incertidumbres que inundaban mi mente al respecto. Al comenzar no tenía idea de lo que significaba un viaje de esta magnitud. No sabía lo duro que se pondría y la falta de experiencia lo hacía difícil de imaginar. Ahora eran memorias distantes y la persona que se dirigía en La Inmortal hacia Lima era muy diferente a la que antes se dirigía a la Patagonia. Mucho había cambiado.

Luego del brillante desierto vino la costa y las nubes que ocultaban al sol. No pasó mucho tiempo antes que empezara a extrañar al sol pero los cielos grises eran otro indicador que ya estaba más cerca a casa. Almorcé en un menú en Camaná y seguí subiendo al norte rumbo a Nazca. Pasé por Ocoña y el restaurant donde me sirvieron el plato de fideos con camarones que me tuvo enfermo del estómago casi dos semanas. Fue la única vez que me enfermé en todo el viaje.

Perdiendo rayos solaresNo pidan los fideos con camarones... aunque sí estaban deliciosos.

 

Entre las curvas de los caminos cerrados finalmente alcancé otro hito importante que venía esperando desde el anterior en El Calafate. Había recorrido otros 10.000km. El viaje había oficialmente sobrepasado los 20.000km de recorrido y todo seguía en una pieza… bueno, casi todo. Entusiasmado por el nuevo logro quise aclarar mi duda acerca del rendimiento del tanque de una vez por todas. Cuando me preguntaban cuántos kilómetros podía recorrer con un tanque siempre respondía que alrededor de 230km. Está afirmación cambió cuando estaba atravesando el Chaco paraguayo y vi que el tanque podía rendir más de 250km pero nunca llegué a conducir hasta que se apagara. Ni siquiera había comprobado cuánto me rendía el tanque en modo de reserva (mi cálculo era de unos 25km). Con el tanque de respaldo lleno en la parte de atrás me dije que tenía que ver cuántos kilómetros de autonomía tenía la moto. Crucé la barrera de los 250km y esperaba que en cualquier momento el motor se empiece a ahogar, pero no se ahogaba.

270km…

290km…

310km…

311km. No dio más. Se quedó al lado de la carretera. Esto era algo que debí haber comprobado antes de salir pero la incertidumbre de las distancias me ayudó a ser más precavido y llenar el tanque con mayor frecuencia. El indicador de gasolina empezaba a marcar vacío alrededor de los 230km. Siguiendo adelante con el experimento, giré la válvula a modo de reserva para comprobar qué tan lejos podía llegar en una emergencia.

320km…

340km…

360km…

Estaba superando cualquier expectativa con respecto al rendimiento de la moto. Finalmente terminó apagándose a llegando a los 371.9km. Me sentí muy satisfecho con los hallazgos. Le eché la gasolina de la galonera de respaldo y continué hacia Nazca. Se venía la noche y con la ausencia del sol habían zonas que se llenaban de neblina. Tenía que apurarme.

Dos tercios de la vida de la moto fueron en plena aventura. ¿Cuántos podrían decir eso? Veinte Mil Kilómetros!!! Sólo en el Perú. Litoral peruano. El sol escondiéndose tras las nubes.

Tal como temía, subiendo por los cerros antes de llegar a Nazca me vi envuelto por la neblina más densa que haya visto en todo el viaje. Con las justas podía ver al auto que estaba delante mío. Probé por un momento apagar todas mis luces y con la luz de la luna efectivamente podía ver mucho más lejos, pero cualquier otro vehículo, persona o animal no me iba a percibir así que la visibilidad aumentada no valía el riesgo. Además de eso, sentía que me estaba congelando nuevamente. No podía creer que hiciera tanto frío en esta parte.

Pasé un buen rato perdido entre la neblina que se disipó al bajar de los cerros. Entré a Nazca de noche y fui directo a cenar. Mientras tomaba la sopa sentía que me iba a quedar dormido ahí mismo y terminar ahogado en mi plato. Con las últimas fuerzas que me quedaban fui de vuelta al Walk On Inn donde me había quedado tres meses atrás. Oficialmente había cerrado el círculo.

El tiempo que pasé en Nazca me ayudó a terminar de escribir las entradas faltantes en el blog y a conocer a muchas personas que recién comenzaban sus viajes. Muchos mochileros europeos comienzan en Lima y van rumbo al sur pasando por Nazca para ver las famosas líneas. Algunos otros se aventuran para subir el Cerro Blanco, la duna más grande del mundo donde uno puede bajar haciendo sandboard continuamente por 1600 metros. Claro que subir la duna demora horas.

Cuatro días después emprendí el último tramo hasta las playas del sur de Lima donde mi mejor amigo me daría el encuentro para escoltarme de vuelta a casa. Acampé ahí dos noches en compañía de mi enamorada que fue a visitarme nuevamente. La mañana del 27 de Junio, 96 días después de haber salido de mi hogar, finalmente estaba regresando. Mi mejor amigo, Andrés, junto a su enamorada y otro amigo cercano fueron a darme el encuentro en sus camionetas a la playa. Eran los primeros en darme la bienvenida a Lima.

El clima es un poco diferente a la última vez que estuve por acá.Jugando un poco mientras termino de empacar las cosas Enrollando la carpa.Ajustando seguros <3 :)

El proceso de empacar la moto

 

BFFs Admirando la barbita de revolucionario. Cigarros de victoria... de chocolate. Ey, ey! Lo que se monta no se presta.

Nuestra pequeña caravana regresó a la ciudad de Lima donde en casa me esperaba una sorpresa. A dos cuadras de mi casa encontré a mi mamá y mis tías corriendo por la calle gritando y celebrando mi llegada. Siguieron corriendo detrás de la moto hasta llegar a mi casa donde me esperaba el resto de mi familia con un cartel enorme y la música a todo volumen. Hasta mi perrita, Suki, salió emocionada a recibirme. Fue algo inesperado y hasta un poco rochoso pero me llenó de alegría estar de vuelta. Conmovido por el gesto de mi familia, fue inevitable haber soltado lágrimas.

 

Saliendo de la playa A poquísimos kilómetros de Lima La bienvenida Mamá Suki! Mis hermanas y mi primo La tranquilidad de una madre de tener a su hijo de vuelta en casa. Con mi tío y mi papá.

 

 

Mientras terminaba de comer mi arroz con pollo (mi favorito) rodeado de amigos y familia me sentí satisfecho con la odisea que acababa de culminar. Al mismo tiempo me sobrevino una sensación de incertidumbre ya que sabía que al día siguiente no tendría que planificar una ruta, no tendría que prepararme para más días interminables en la carretera, y que sería la última vez en mucho tiempo que baje las cosas de la moto. En Julio del 2009 cuando regresé de mi primer viaje a Lunahuaná sentí que una idea crecía en lo profundo de mi ser. Esa idea maduró y terminó convirtiéndose en toda esta aventura. Sentado ahí entre todos sentía que un nuevo deseo de aventura crecía en su lugar. Era el inicio de una nueva etapa.

 

Vuelta Sudamericana: Fin

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luis tenorio

Luis es un ingeniero en eterna búsqueda de aventura. Actualmente se pasa la vida viajando por el mundo y escribiendo relatos y código fuente. Es el creador de Cartas del Mundo y Vuelta Sudamericana y el director informático de The Glutton's Digest.

7 thoughts on “El final de la Vuelta: Regresando a Lima”

  1. Lucho,

    Te lo he dicho varias veces y no me cansaré de decirlo …

    ¡Estoy súper orgulloso de ti!

    Se que te esperan nuevas aventuras, retos, alegrías, caidas y levantadas …. pero dentro de mi, se que todo te va a salir excelente. A lo mejor nuestros futuros nos harán separarnos físicamente, pero tenlo por seguro que nuestra amistad siempre va a seguir presente … Te quiero un huevo Luis … un huevo!!!

    Orgulloso de ti loba!!!!

    Un fuerte abrazo,

    Adeleon

    Ps. Me debes una borrachera con aguardientes!

  2. Jajaja…también me llena de orgullo tu hazaña y de alegría de tenerte de vuelta, se que tu vida cambiará ahora después de tal experiencia.

    Como dices un inicio de otra etapa, un gran abrazo y hasta la próxima.

    Éxitos

    Ra.-

  3. Bienvenido a Lima Luis, tus amigos de APEMOTO esperamos verte de nuevo para contarte largamente sobre la lucha que nos hizo conocernos, lucha que va consiguiendo cada día más resultados y estamos a punto de ver la victoria y que bueno que estes a nuestro lado para celebrarlo juntos te esperamos.

  4. Recordado Luis, espero que te acuerdes de mi, pero la verdad estoy super orgullosa de ti, ha sido increible haber leido tu experiencia de tu viaje, ha sido facinante, por este medio quiero felicitarte y que la Virgen te de muchas Bendiciones con mucho carino MELO

  5. Hola Luis, ha sido muy interesante leer tu blog contando las experiencias de tu viaje! Siempre he pensado en hacer uno parecido, y esta página me ha empujado algo mas a buscar tan anhelado sueño! Los tips están muy bien!

    Me gustaría preguntarte cuanto mas o menos calculas te ha costado semejante viaje (combustible, alojamiento, comida, etc.) y como manejabas el tema “economico”.

    Un saludo motero!

    1. Hola Giulio. Bueno, te comento que en los 3 meses y medio de viaje gasté alrededor de $4000 entre alojamiento, gasolina, comida, y repuestos y mantenimientos. Pude lograr esto usando unos ahorros destinados justamente para este propósito. Todo lo iba retirando de a pocos de cajeros en donde caía. Con una tarjeta de crédito habría sido más fácil. Espero que esto te ayude y puedas realizar tu propia aventura pronto. Éxitos!

  6. saludos desde venezuela amigo.. esperamos tu visita por aca… puedes decirme tu pagina de face para seguirte por alli… saludos

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