4. El inevitable retorno

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La noche anterior, mientras tomábamos café en el pueblo, nos dijeron que media hora más arriba se había construido una represa donde se había formado un lago precioso. Se nos ocurrió que bien temprano podríamos ir hasta allá, tomar desayuno frente al lago y desde ahí, recargados de energía, regresar directamente hasta Lima (pasando por el delicioso menú de San Jerónimo).

 

Despertares
Despertares

 

Nos despertamos a las 5:30am. Estaba haciendo un frío terrible. Nos lavamos la cara en el río que pasaba junto al estadio y luego de desarmar la carpa y montar todo sobre las motos, salimos rumbo a la represa. En el camino, que seguía siendo de un solo carril, vimos a una combi que se acababa de desbarrancar. Felizmente no hubo heridos, más allá del orgullo y vehículo del chofer y no tomé ninguna foto porque habría sido demasiado HDP parar al costado, tomar una foto y continuar en el camino. Unos 15 minutos más arriba nosotros mismos tendríamos nuestra propia desgracia.

 

Analizando por dónde pasar
Hermoso obstáculo

 

Llegamos a un punto donde bajaba un riachuelo que cruzaba la pista. Este riachuelo se había convertido en un inmenso charco bastante profundo gracias a las piedras que se habían colocado para desviar el agua que bajaba. CalculéProblemas que por un costado podría pasar sin mojar mis zapatillas (que afortunadamente ya estaban secas) ni que el agua entre por el tubo de escape. Me aventuré y llegué hasta la mitad sin tener que apoyarme pero el fondo desigual casi me tumba y tuve que sumergir mi pie izquierdo para no caerme con todo y moto. Mierda! Tanto problema para secar mis zapatillas para que a las 6:30am ya se vuelva a mojar completamente. Terminé de cruzar y esperé que Nico haga lo mismo. La moto de Nico es mucho más baja que la mía y el mismo diseño de la Elite hace que no sea apta para cruzar ni los charcos menos profundos. Pasó un tercio del charco y ya se escuchaba a su tubo de escape haciendo burbujas bajo el agua. No solo eso, sino que ya estaba entrando agua por su toma de aire. Me quité las zapatillas para que no se mojen más y volví para ayudarlo. Después de analizar un poco la situación determinamos que la única forma para cruzar su moto sería cargándola.

 

No puedo más con las zapatillas mojadas
No puedo más con las zapatillas mojadas

 

Tal vez hizo falta un desayuno más consistente. Tal vez hizo falta un poco más de ánimos. Tal vez, tal vez. Simplemente no Paisajes del caminotuvimos la fuerza mental para cargar al otro lado. La sacamos del charco y yo volví a cruzar con mi moto, esta vez mojando algunas partes que hubiera preferido mantener secas. Después de ese desgaste físico y el golpe anímico al no poder avanzar nos quedamos sentado entre las piedras un rato más mientras veíamos cómo pasaban las camionetas y camiones sin problemas. Comimos unas galletas más, tomamos un poco de agua y luego de recuperar un poco las energías me volví a poner mis zapatillas, una seca y la otra mojada y nos dirijimos a casa. A casa por los mismos caminos que se hicieron completamente nuevos al pasar de día. Vimos cómo la calzada angosta de la noche anterior era un peligro real que no tomamos muy en serio. Capaz que fue lo mejor, ya que nos permitió llegar donde llegamos.

El viaje de retorno fue muy relajante. El hecho que hubieron pocas personas sobre la Panamericana nos permitió disfrutar ampliamente del camino. Siempre llevaré muy gratos recuerdos de este viaje. Fue una gran aventura.

 

Belleza de paisaje
Belleza de paisaje

 

Adelante…


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