Cuando estaba atravesando Tierra del Fuego, regresando a la masa continental, tuve que adelantar a un tráiler largo. Veía que venía otro en dirección contraria pero si le metía a fondo el acelerador lo adelantaba sin problemas. Lo que no había tomado en cuenta era la resistencia del viento. Cuando estaba por llegar a la cabina del tráiler al que quería adelantar, el otro ya nos había alcanzado y pasé entre el angosto espacio que crearon ambos vehículos. Lo que sentí en ese momento es lo que seguramente sintieron estos rusos al verse en esta situación.
Puro terror.
Ah, por cierto: ¡FELIZ NAVIDAD a todos!