¡Ataca, Perro Sucio!: cap.6 – Estalla Montañita

Capítulo: 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | Siguiente

 

Fue una mañana nublada aquel dos de agosto en Montañita. Salimos en la mañana a dar una vuelta por la playa y naturalmente no encontramos a nadie. Éramos los dueños de las olas y la arena, pero en nuestro reino playero no habían señales de vida.

Arenas solitariasDescifrando el horizonte.

Luego de una larga caminata hasta el final de la playa, donde nos encontramos mirando pececitos atrapados en las piscinas formadas por la marea y observando el horizonte sin decir nada, regresamos al pueblo. Pasamos por la misma bodega donde compramos el Absolut la noche anterior, sólo que esta vez, por el mismo precio compramos tres botellas de vodka cuyo nombre ni siquiera vale la pena tratar de recordar. Nos estábamos mentalizando para una noche de destrucción.

Continue reading ¡Ataca, Perro Sucio!: cap.6 – Estalla Montañita

¡Ataca, Perro Sucio!: cap.5

Capítulo: 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | Siguiente

 

El bus viajaba a lo larga de una angosta y maltratada carretera. Las ruedas giraban velozmente sobre el pavimento que de vez en cuando se interrumpía ante la presencia de un bache. Los pasajeros pegaban un pequeño salto en sus asientos pero nadie se mostraba demasiado preocupado. El sol brillaba y todo indicaba que sería un gran día.

Para recapitular un poco: en esta nueva etapa solo quedábamos Jose, Eddie, Bobby y yo. Ya habíamos perdido a Nacho a causa de una infección estomacal severa y un enfrentamiento violento. Ernesto, Lorena, y Mari se habían quedado atrás en Máncora. Éramos la mitad del equipo original, los valientes que seguían adelante.

Mientras más nos acercábamos a nuestro destino, menos pasajeros habían en el bus. En cada pueblito que cruzábamos en el camino se bajaba otra persona mientras nosotros mirábamos por la ventana asegurándonos que no estén sacando una mochila de más del compartimiento de almacenaje. Fue solo media hora antes de llegar a Montañita que se bajaron un par de tipos bastante grandes y nos dimos cuenta que en nuestro bus iban sentadas dos rubias que sin lugar a dudas no eran de la zona. Ahí comenzó un breve juego de adivinar de dónde eran nuestras intrusas. Basándonos en color de cabello, tono de tez y tamaño corporal acordamos que debían ser alemanas. Hasta Eddie dudaba que sean parte del clan de las “Yugoslovakas” que vimos en Máncora. Ahí fue donde terminó nuestro interés en las últimas pasajeras que nos acompañaban pero al llegar a Montañita, ellas también se bajaron. Cada uno agarró su mochila y entramos por la vía principal del pueblo.

¿De dónde salió esa botella?

Continue reading ¡Ataca, Perro Sucio!: cap.5

¡Ataca, Perro Sucio!: cap.4

Capítulo: 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | Siguiente

 

Nacho se encontraba en muy malas condiciones. Estaba pálido, sudando frío, y severamente deshidratado. Se tomó algo para el malestar y se fue a dormir. El sueño lo ayudó un poco ya que la mañana siguiente se volvía a notar el color en su cara.

Ese día lo tomamos con calma. Alberto nos llevó a pasear por Guayaquil, mostrándonos los lugares más simpáticos de la ciudad: El Malecón del Salado, el Cerro Santa Ana, el Malecón 2000, y algunos otros puntos de interés. La pasamos bien, y comimos aun mejor (excepto Nacho, obviamente). Durante todo el día la salud de Nacho iba mejorando. Su estado de ánimo se levantó, se lo veía más alegre y de buen humor. Hasta se arriesgó a subir los 444 escalones del Cerro Santa Ana, donde nos cayó la noche en un pequeño bar mirando el malecón. Fue una digna manera de terminar el día: tomando unos tragos, escuchando buena música y dejando nuestras últimas frases célebres en las paredes del local.

Después de una deliciosa pizza fue que Nacho se dio cuenta que tal vez su sistema no estaba todavía lo suficientemente restablecido como para poder consumir lácteos. Se fue corriendo al baño. Toda su mejoría se fue, literalmente, al tacho (o al inodoro). La cuestión es que cuando salió del baño, era como si se hubiese arrojado más que solamente su comida. Arrojó su color, su ánimo, hasta su alma. Era lo más cercano a un zombie que alguien llegaría a ver en su vida.

Terminamos llevándolo a una posta médica cercana donde le recetaron medicamentos y más reposo. Todos nos habíamos divertido un poco burlándonos de la mala fortuna de Nacho. Escenas como la siguiente con motivo de apoyo moral eran frecuentes:

APOYO MORAL!!

Continue reading ¡Ataca, Perro Sucio!: cap.4