Cuando me desperté todavía llegaba a ver algunas estrellas pero el cielo de fondo ya no era negro, sino un azul oscuro. Se venía el sol. Me cambié y justo cuando empezaba a guardar las cosas, apareció una esquina de luz por encima de los cerros lejanos. Justo a tiempo para dar un poco de calor y traerle un poco de vida al vacío del desierto.
Continue reading Sesiones maratónicas: La Serena y Valparaíso