De la Patagonia a la Pampa: Río Colorado, Azul y el ingreso a Buenos Aires

Estaba a unos 1300km de Buenos Aires. No tenía idea dónde parar en el camino hacia allá. Luján, del grupo de Moteros del Golfo, me dijo que en Coronel Pringles había una pensión antigua pero muy pintoresca que frecuentemente albergaba a motociclistas que viajaban por la pampa. El problema es que no llegaría hasta allá el primer día de viaje. Me propuse parar en Río Colorado, la frontera geográfica entre la Pampa y la Patagonia.

Llegué hasta allá de noche ya que tuve el viento en contra casi todo el camino. Me puse a buscar un hospedaje pero eran todos hoteles y escapaban del presupuesto diario. Me terminé quedando en el camping municipal donde nuevamente fui la única persona quedándose a la intemperie. Los chicos de la estación de servicio me dijeron que me iba a morir de frío durante la noche pero comparado con las noches que pasé en Tierra del Fuego y Torres del Paine, estaba bien abrigado. Casi ni me molesto en abrir el sleeping.

La mañana siguiente salí temprano para tratar de llegar con tiempo a la Pensión Lavalle en Coronel Pringles. Apenas crucé el puente del Río Colorado cambió el paisaje. Atrás quedó la vida silvestre salvaje y las extensiones de tierra y arbustos. Ahora en vez de guanacos y ñandús habían caballos y vacas. En lugar de piedras y arbustos había pasto en cada esquina no asfaltada y altos árboles decorando el borde de la carretera.

Pasé de esto... ... a esto. (y de paso desapareció la cocada de mi neumático)

Pasé por Coronel Pringles como a la 1:30pm y busqué la pensión pero el pueblo estaba totalmente apagado. Todos los locales estaban cerrados y ni siquiera encontraba un lugar para comer. Mientras más me metía al pueblo más oscuro se volvía y pensaba que detrás de cualquier esquina saldría una horda de zombies a perseguirme. Di media vuelta y decidí seguir avanzando aprovechando el día. Mi meta sería llegar a Azul para poder llegar con tiempo a Capital federal el día siguiente.

Edificio en Plaza Principal de Coronel Pringles El Coronel en Persona. Efectivamente tenía un ligero parecido al Sr. Pringles de las papitas.

A Azul llegué al atardecer y me gustó mucho el pueblito. Era muy simpático y acogedor pero lamentablemente tampoco habían hospedajes de bajo costo. Tras pasar unas horas en la estación de servicio de la plaza, comiendo y revisando correos fui a otro camping bordeando la avenida que pasaba a lo largo del río de la localidad. Todo estaba muy bien cuidado y era un lindo lugar campestre como para pasar un par de noches. El río tenía unas rectas largas por donde seguramente se practicaba el remo. A mi papá le hubiera encantado pasar por acá.

Y dale con el campamento. Un poco más de calor y provocaba darse un chapuzón.

Durante la noche veía las sombras de perros paseándose por el lugar. En la mañana descubrí un perrito que se había acurrucado justo a la entrada de mi carpa tratando de absorber el calor. Viéndolo ahí echado en el piso solo quería envolverlo con el bolso de dormir pero pensándolo bien no me hacían falta las pulgas. Estuvo a mi lado mientras empacaba mis cosas y me miró tristemente mientras me iba.

miraqueliiiiiiindoooooo!!!

Estaba haciendo frío esa mañana así que me abrigué bien cuando salí. Llegando a La Matanza por la Ruta 3, ya me estaba muriendo de calor. En Azul estaba a unos 9 grados y ahora la temperatura había subido a 23. En lugar de ir directamente al hostel probé mi suerte a ver si podía caerle de sorpresa a dos amigas. A diferencia de ocasiones pasadas, ambas estaban en casa y pudimos charlar un buen rato y coordinar las próximas reuniones antes que me fuera. Había pasado muchísimo tiempo desde que había conducido por una ciudad grande. Al comienzo fue un poco intimidante pero al ver que las motos de Buenos Aires tenían las mismas o peores costumbres que en Lima puse en práctica mis destrezas y atravesé el tráfico sin problemas.

Después de tanto tiempo estaba de vuelta en Buenos Aires, ciudad que considero mi segundo hogar. Tantos lugares conocidos. Pasé por el barrio donde solía vivir, el colegio donde había ido, el quiosco donde siempre compraba mis revistas, la heladería donde iba los domingos a tomar helados artesanales. Entre todas las vistas, olores y sonidos había un sonido que no encajaba con mis memorias de la ciudad. Un sonido familiar que indicaba una advertencia seria y un problema inminente.

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luis tenorio

Luis es un ingeniero en eterna búsqueda de aventura. Actualmente se pasa la vida viajando por el mundo y escribiendo relatos y código fuente. Es el creador de Cartas del Mundo y Vuelta Sudamericana y el director informático de The Glutton's Digest.

3 thoughts on “De la Patagonia a la Pampa: Río Colorado, Azul y el ingreso a Buenos Aires”

  1. Hola Hijo espero que ahora puedas comprar una cadena nueva y dejes la moto optima para que continues viaje.
    Un gran abrazo.

  2. hola amigo peruano,, mis consejos ,, compra cadena con ORRINGS, sale mas cara pero os puedo asegurar el tiempo que va a durar como minimo 20000 kms, siempre bien engrasada,, no muy ajustada,,cuidate de las zorras,,no viajes de noche,,hay alguien que espera tu regreso,, Diego esposo de Maria Lujan, PUERTO MADRYN

  3. VAMOS LOCO!!!!!!!!!!!!!! Coño, coprate una cadenita buena vale … ya es hora … Un fuerte abrazo!

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