Noche de estrellas en el Desierto de Atacama

La mañana la pasé en el hotel donde me había hospedado, aprovechando el wifi y trazando las rutas del día. Mi plan era llegar hasta Chañaral tomando la Ruta 1 que pasa por toda la costa. Terminé saliendo de Antofagasta a las 2pm pero el tiempo era suficiente como para llegar y acampar en el Pan de Azucar, una reserva por la entrada a Chañaral.

Después de almorzar, llenar el tanque y comprar agua y jugo para el camino, empecé a bajar por la costa. Unos 20km más tarde se acabó el asfalto y tenía en frente un fabuloso camino de trocha a lo largo de la costa. Google Maps, me fallaste terriblemente. Vaya pérdida de tiempo. Regresé hasta Antofagasta nuevamente y tomé el desvío hacia la Ruta 5 que atraviesa el Desierto de Atacama. No me arrepentí de tomar el camino largo cuando gocé de los beneficios. Aparte de tener el motor andando como seda, el viento soplaba a mi favor así que podía ir más rápido y con menos ruido en el casco. Era solamente la música y un dulce rugido de 200cc. No solo eso, sino que también me topé con una escultura interesante llamada la Mano del Desierto.

En medio del desierto.

Interesante lugar para colocar una escultura. Pasaron un par de horas y ya estaba a más de mitad de camino pero justo entonces el viento decidió soplar en contra, quitándome la velocidad que había estado gozando anteriormente. Fue como la fábula de la tortuga y la liebre. Como estaba avanzando tan rápido, decidí parar a descansar un par de veces. En realidad no fue por flojo. Estaba empezando a cabecear así que paré bajo la sombra de una señalización a descansar unos 15 minutos. Me hizo bien el descanso pero era claro que el clima árido del desierto me estaba afectando. Me daba mucho calor a pesar que estaba con los cierres de ventilación abiertos. Capaz también se debía al hecho que el viento soplaba a mi favor y por lo tanto no había circulación de aire. Tuve que parar con mayor frecuencia a tomar agua y mojarme la cabeza.

Descansando bajo la sombra.

El tanque ya se acercaba al indicador de vacío y me preocupaba que no habían señales de civilización. Paré en un restaurant-hospedaje que vi a preguntar cuánto faltaba para la próxima estación de servicio. El COPEC más adelante está a unos 30km. Perfecto, me iba a alcanzar la gasolina sin tener que usar el tanque de reserva. También se alargaban las sombras de los cerros y mi compañero silencioso se extendía hacia el horizonte.

Mi fiel compañero Wilson No me quedaba mucho tiempo.

Le pregunté a la señora si tenía camas disponibles pero me dijo que todo estaba lleno. Le pregunté si había un lugar para hacer campamento. La gente que acampa lo que hace es meterse detrás de los cerros para alejarse de la carretera. En la noche nunca sabes quién pasa por la carretera pó. Buen consejo. Decidí tratar de ganarle a la puesta de sol y llegar a la estación. Capaz podía quedarme ahí por la noche pero la puesta fue la vencedora y me vi obligado a salirme de la autopista y subir una loma de tierra fina para ocultarme detrás de un cerro. Me tomó un buen tiempo llegar hasta la cima, suficientemente lejos de la Panamericana. La llanta trasera se resbalaba bastante y a veces solo giraba en su sitio por la falta de tracción. Ya ni siquiera sentía el frío por todo el esfuerzo que estaba haciendo. Tal vez era un idea estúpida pero ya faltaba tan poco para llegar al punto adecuado. No podía retroceder ahora. Unos cuantos empujones más y ya había completado la misión. Una vez arriba, esperé que se oculte el sol para armar la carpa con el manto del crepúsculo ocultándome de vista. Poco a poco, me iba quedando sin luz y no quería usar la linterna si no fuera necesario.

Comportamiento digno de una todoterreno

Empieza a oscurecerCae la noche sobre el desierto

Comienzo a armar la carpa

Con la carpa lista y la moto cubierta me eché sobre el sleeping para repasar la ruta del día siguiente. Si aceleraba el paso y me concentraba podría llegar a La Serena antes que anochezca. A lo lejos podía escuchar a los camiones pasar por la Panamericana sin poder darse cuenta que los observaba desde los cerros. Es una sensación única estar completamente solo en el desierto. Ahora mis tíos verdaderamente podrían llamarme el Pensador del Desierto, como lo habían hecho anteriormente (aunque por otras razones). La soledad hace que escuches cosas que no están ahí. Una tira de la carpa golpeaba el borde y sonaba como si alguien estuviera afuera tocando la carpa con sus dedos. El viento agitaba el cobertor de la moto y sonaba como si alguien se la estuviese desarmando. Más de una vez salí con mi cuchillo en una mano y la linterna en la otra en busca de sospechosos pero nunca encontré huellas que no fueran las mías en la arena. Lo que sí me tranquilizó fue salir de la carpa en medio de la noche para ver una hermosa noche estrellada. No veía algo así desde que pasé la noche en el desierto del altiplano boliviano y cada constelación se apreciara perfectamente. Era como si la luna llena hubiese explotado en millones de pedazos, cada uno tan brillante como el conjunto original. Me dio una sensación de paz y serenidad y pude descansar tranquilo. Estoy acampando sólo en medio del Desierto de Atacama. Sin referencias, sin guías, sin que nadie sepa dónde estoy. Esto es exactamente el tipo de experiencias que quería vivir.

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luis tenorio

Luis es un ingeniero en eterna búsqueda de aventura. Actualmente se pasa la vida viajando por el mundo y escribiendo relatos y código fuente. Es el creador de Cartas del Mundo y Vuelta Sudamericana y el director informático de The Glutton's Digest.

5 thoughts on “Noche de estrellas en el Desierto de Atacama”

  1. me imagino que debe haber sido maravillosa esa experiencia. Creo que somos ese tipo de personas que han ido aprendiendo a disfrutar de su sola compañía, y vivimos plenamente de estas situaciones que te llevan a interactuar de otra manera con lo que te rodea, siendo capaces de detenernos a pensar en los más mínimos sonidos e imágenes..y conectarnos con nosotros mismos..
    me recuerda cuando estuve en la isla del sol, en bolivia…que lugar mágico..

    Luis, estoy viviendo tu viaje a través de tus relatos 🙂 …asique siga nomás!
    besote!

  2. primero vaya mi saludo …y con respeto a tu favuloso viaje x decirerto que me e quedado tan emocionado con tus comentariosde esa experiencia en el desierto de esa noche ,ya que estoy x haserme un viajecito x chile y poder pasar tanbien 1 o2 noche ya que me apacionas la tranquilidad y el cilencio de la noche .si mas se despide …el colo ….

    muchas felitaciones x tu expiritu de aventurero

  3. jaja con tu cuchillo en la mano. que buena! es un poco traumante acampar solito no? que genial tu viaje Luis! Felicitaciones!

  4. hola , bravo por tu viaje, yo en el 80 andube en moto por el desierto de antofagasta tambien, una esperiencia especial.

  5. Hola amigo primero felicitarte soy un enamorado del desierto y algun dia hare lo que tu hiciste en mi vieja moto soy camionero y cuando estoy en el desierto nunca lo veo igual al viaje anterior los colores el silencio que rompemos con el ruido del motor el viento todo esto me apasiona Gracias por compartir tu linda experiencia me habria gustado ver mas imagenes Gracias por alentar un sueño

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